Este jueves, 7 de abril. Se celebra el Día Mundial de la Salud que, este año, centra su atención en un problema cuya prevalencia va en aumento y que ya afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo: la diabetes. Además, fue la causa directa de un millón y medio de defunciones en 2012, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y, lo que es peor, la OMS prevé que, de seguir así, podríamos llegar a los 600 millones de casos diagnosticados en 2030.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no genera suficiente insulina (una hormona que regula el azúcar en la sangre), o bien cuando el cuerpo no es capaz de utilizar de modo eficaz la que produce. De este modo, el azúcar no llega a las células para convertirse en energía sino que se acumula en la sangre alcanzando niveles perjudiciales y provocando múltiples problemas: accidentes cardiovasculares, neuropatías, insuficiencia renal, renal, impotencia e infecciones.
Hablamos de dos tipos de diabetes: la tipo I, en la que los que la padecen, por regla general, no producen insulina y necesitan inyectarla para paliar esa falta; y la diabetes tipo II (el 90% de los casos), en la que sí se produce insulina, pero en cantidad insuficiente o no eficiente. El sobrepeso y el sedentarismo son las principales causas que derivan en una diabetes tipo II.
Por desgracia, la prevalencia de esta enfermedad va en aumento y, este año, la OMS hace especial hincapié en su prevención en este Día Mundial de la Salud, ya que una parte importante de los casos de diabetes tipo II podría prevenirse modificando algunos de nuestros hábitos alimentarios y de vida. El mantenimiento de un peso normal, ejercicio físico regular y una dieta saludable podrían reducir de manera importante el número de casos.
El aceite de oliva y sus beneficios en la diabetes
Aunque tradicionalmente se prescribían dietas bajas en grasas para prevenir enfermedades como la diabetes, los estudios científicos han demostrado que no todos los tipos de grasa son dañinos y que, al contrario, una dieta rica en grasas monoinsaturadas, como las del aceite de oliva, protege y reduce el riesgo de padecer la enfermedad.
Un estudio llevado a cabo por un grupo español, y enmarcado dentro de PREDIMED, demostró que los pacientes con mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo II podían reducirlo hasta en un 52% siguiendo las pautas de la Dieta Mediterránea, que contempla el aceite de oliva como grasa principal. Los componentes del aceite de oliva mejoran los niveles de azúcar y lípidos en sangre, así como la resistencia a la insulina, por lo que su consumo resulta muy beneficioso en la lucha contra esta enfermedad.
Y no es el único estudio que lo afirma. Una investigación publicada en Biochemical and Biophysical Research Communication este mismo año asegura que el aceite de oliva virgen extra es un importante aliado en la lucha contra la diabetes gracias a su alto contenido en tirosol, un compuesto fenólico antioxidante que podría evitar la muerte de ciertas células del páncreas, mejorando así la resistencia a la insulina.
Por tanto, en este Día Mundial de la Salud, sigamos las recomendaciones de la OMS: vamos a hacer todo lo que esté nuestras manos para prevenir la diabetes y, si es con aceite de oliva… ¡mucho mejor!