Su carne tierna y delicada, así como su color anaranjado convierten al caqui en un ingrediente exótico que se puede incluir en diferentes recetas, tanto dulces como saladas, al tiempo que proporciona un aporte nutricional de calidad. ¿Sabes qué variedades existen? ¿Cómo escogerlos? O, ¿cómo sacarles el mejor partido? Te lo contamos.
El cultivo de caquis se remonta a la época neolítica en Japón y China. En el país nipón ha llegado a convertirse en su fruta nacional. En este país, existen más de 800 variedades cultivadas y es uno de los productos tradicionalmente degustados para celebrar el año Nuevo.
Su llegada a Europa tuvo lugar a finales del siglo XIX, por la influencia japonesa. A partir de entonces se empezó a cultivar en países como España, Portugal o Francia y, desde ahí, llegó a otras partes del mundo, en cuyas cocinas está hoy presente.
Beneficios del consumo de caqui
El caqui, como la mayoría de las frutas, es rico en agua y en fibra, lo que contribuye a estimular el tránsito intestinal y jugar con la saciedad, permitiendo regular el apetito. Además, contiene cantidades importantes de vitamina C, que ayuda a combatir la fatiga, estimula el sistema inmunológico y lucha contra diversas infecciones y resfriados de invierno.
También es muy rico en antioxidantes, especialmente carotenoides, que son los responsables de su color rojo anaranjado y que protegen las células del cuerpo del daño causado por los radicales libres.
Es fuente de ácido fólico, que juega un papel esencial en la producción de material genético (ADN, ARN), en el funcionamiento del sistema nervioso y el sistema inmunitario.
Variedades de caqui
Aunque podemos encontrar diferentes variedades de caquis en el mercado, básicamente se dividen entre astringentes y no astringentes. Los primeros se caracterizan porque, cuando no están lo suficientemente maduros, dejan una sensación de aspereza en la lengua, debida a su contenido en taninos. A esta variedad pertenece el caqui rojo brillante o el conocido como “Persimón”, que son los dos que más se comercializan en España.
Las variedades no astringentes se pueden comer directamente, tal y como se recogen del árbol, ya que no provocan esa sensación. Los más conocidos en nuestro país son los “Sharon” o “Sharoni”.
Cómo elegir y conservar los caquis
Cuando vayamos a comprar caquis procuraremos elegir aquellos ejemplares con la piel intacta y evitaremos los que estén amarillos o verdosos, signos de que no están maduros. Como decíamos, si se trata de variedades astringentes, la falta de madurez hará que su consumo no sea agradable. Para acelerar su maduración, podemos colocarlos en un frutero junto a unas manzanas.
En cuanto a su conservación, se trata de una fruta bastante frágil, sobre todo las variedades astringentes, por lo que debemos manipularlos con cuidado. Cuando están maduros, se pueden conservar a temperatura ambiente uno o dos días. Por su parte, los no astringentes tienen la piel más dura y, por lo tanto, aguantan hasta una semana.
Como solo están disponibles durante unos meses en el mercado, si queremos utilizarlos el resto del año podemos optar por congelarlos (ya sea enteros o triturados, en cuyo caso podemos añadir unas gotas de zumo de limón para evitar la decoloración) o, incluso, deshidratarlos.
El uso del caqui en cocina
El caqui se puede consumir de manera natural, con una cuchara o pelándolos como una manzana, dependiendo de la variedad. Pero también pueden utilizarse como ingrediente en otros platos.
Los ejemplares con carne más firme se pueden añadir troceados en macedonias, o acompañar a yogures cremosos, con muesli y frutos secos. También podemos tostarlos ligeramente en una sartén y acompañarlos de helado de vainilla. Son perfectos para incorporar a postres como el “crumble”, para elaborar mermeladas y compotas o, por qué no, para incluir en platos salados, como asados de carne y aves.