Home / Frutas y verduras / Chirimoya, una fruta exótica y de temporada con múltiples beneficios

Presente en los mercados entre los meses de octubre y febrero, la chirimoya es una fruta exótica, con un sabor delicado y sorprendente y múltiples beneficios para el organismo. Si aún no la incluyes en tu cesta de la compra, te invitamos a que la conozcas mejor y disfrutes de ella durante el periodo invernal.

La chirimoya es originaria de América tropical y subtropical, aunque posteriormente su cultivo se extendió por Asia y por la cuenca mediterránea. En España, contamos con cultivos en la Costa Tropical de Granada y Málaga, donde incluso cuentan con una Denominación de Origen Protegida para esta fruta.

Características de la chirimoya

Las chirimoyas pueden pesar entre 200 gramos y 2 kg, dependiendo de cuál sea su variedad. Cuenta con una corteza verde que tiende a ponerse negra cuando está madura.

Es una fruta rica en carbohidratos y azúcares, pero también en vitamina C (100 g de fruta cubren el 25% de las necesidades diarias) y hierro, y aporta mucha energía. Además, tiene un alto contenido de calcio y de fibra.

La chirimoya se come, principalmente, cruda, directamente de la cáscara de la fruta, quitando las semillas negras que contiene. Sin embargo, su carne delicada y fragante también es deliciosa en sorbetes, zumos, smoothies y otras preparaciones de frutas, como mermeladas y confituras. Las variedades con carne más firme se emplean, incluso, como ingrediente en ensaladas o como acompañamiento de carnes y pescados.

Y un truco: aunque las semillas negras no son comestibles, si los trituramos y maceramos en un poco de agua, son un excelente insecticida… ¡y 100% orgánico!

Cómo elegir y conservar las chirimoyas

La chirimoya es una fruta muy delicada, que se conserva en fresco durante un periodo muy limitado de tiempo. A la hora de elegirla, nos fijaremos en su piel. La piel verde de la chirimoya se oscurece cuando madura, hasta volverse casi negra. Si la elegimos cuando está demasiado oscura, podemos encontrarnos con que la pulpa ya se ha pasado y su sabor no resulta agradable. Así pues, elegiremos aquellos ejemplares que no estén del todo verdes, pero tampoco completamente oscuros.

La textura también nos da una pista de las chirimoyas que debemos escoger. Ésta debe ser flexible, incluso ligeramente suave debajo de los dedos. Si está demasiado firme, probablemente nos tocará esperar un poco antes de poder degustarla.

Por último, como decíamos, se trata de una fruta muy frágil, sensible a los golpes, especialmente cuando ha alcanzado la madurez. Se puede conservar en el cajón de las verduras del frigorífico, pero no más de 48 horas si no queremos que se pase.

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