Algunas frutas tienen una temporada muy corta y podemos disfrutar de ellas durante pocas semanas al año. Sin embargo, hay un modo de poder consumirlas durante el resto del año: recurrir a la congelación. Esto nos permitirá utilizarlas en cualquier momento para preparar smoothies, tartas, helados, etc. Pero, ¿sabes cómo congelar la fruta fresca? Hoy os contamos unos cuantos trucos para hacerlo del mejor modo posible, ya que no todas requieren el mismo procedimiento.
¿Todas las frutas se pueden congelar?
La respuesta es no o, al menos, no todas pueden congelarse cuando están frescas. Algunas, como las manzanas, los melocotones o los albaricoques, pueden oscurecerse un poco cuando las sometemos a bajas temperaturas, por lo que es recomendable exprimir un limón sobre ellas antes de congelarlas. Otras, como los plátanos, la pera o los membrillos, directamente no se pueden congelar frescos porque, una vez descongelados, su sabor y textura se ha visto tan modificados que no resultan agradables. En este caso, podemos someterlos a un proceso de elaboración, en forma de almíbar o compota, para poder consumirlos más adelante.
Hay otras, como es el caso de los frutos rojos, ya sean moras, frambuesas, arándanos o grosellas, que soportan perfectamente el proceso de congelación.
Trucos para congelar las frutas frescas
¿Cuáles son los pasos para congelar la fruta fresca? Toma nota:
En primer lugar, debemos escoger productos en su punto justo de maduración y completamente sanas, es decir, sin golpes ni síntomas de podredumbre.
El siguiente paso consiste en lavar la fruta y secarla muy bien. La ausencia de humedad en la superficie evitará que se formen cristales de hielo durante la congelación.
En el caso de frutas medianas o grande, es aconsejable cortarlas por la mitad o en cuartos, y podemos quitar el hueso, en caso de que lo lleve.
A continuación, debemos colocar la fruta en una bandeja, dejando espacio entre las frutas o trozos, y meterlos en el congelador durante 24 horas. Esto permitirá que se congelen sin pegarse entre ellas. Este paso es imprescindible, especialmente en el caso de bayas pequeñas, como los frutos rojos que mencionábamos. Este paso podemos hacerlo con las frutas al natural o espolvorear un poco de azúcar sobre toda la superficie. El azúcar ayuda a mantener la textura de la fruta y a conservar su color.
Una vez hecho este paso, ya podemos guardar la fruta en una bolsa para congelación, en un recipiente plástico o un frasco. Lo ideal es hacer porciones para no tener que descongelar todo de golpe. Y es conveniente etiquetar estas bolsas o frascos con la fecha de congelación para saber hasta cuándo podemos consumirlos. En frigoríficos en los que se pueda mantener una temperatura mínima de -18°C, podemos guardar las frutas entre 8 y 10 meses.
¿Y cómo las descongelamos?
Cuando llegue el momento de utilizar estas frutas congeladas, procuraremos no dejarlas a temperatura ambiente. Aunque es el método más rápido, no es lo más aconsejable para mantener sus propiedades. Lo ideal es descongelar la fruta en la parte inferior del frigorífico, lo que llevará aproximadamente entre 6 y 10 horas, dependiendo de cada aparato.
En el caso de que vayamos a utilizar esta fruta para otras preparaciones, podemos obviar el paso de la descongelación. Por ejemplo, para el relleno de una tarta o para elaborar smoothies y helados, podemos usarlas congeladas.
Y si la vamos a usar para preparaciones calientes, como por ejemplo, hacer mermeladas o confituras, también pondremos los productos congelados directamente en una cacerola a fuego lento.