El aceite de oliva juega, desde tiempos inmemoriales, un papel fundamental en la historia de la Humanidad. Alimento, elemento sagrado o, incluso, moneda de cambio, lo que hoy llamamos “oro líquido” ha disfrutado de un enorme protagonismo en muchas culturas a lo largo de los siglos. Y no podemos olvidar que, desde 2012, está reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Hoy conocemos un poco mejor el papel del aceite de oliva en la Historia.
Más de 6.000 años de cultivo
Las sociedades mediterráneas llevan practicando la olivicultura desde hace más de 6.000 años, jugando un importante papel en la economía agrícola de todas ellas.
La civilización minoica (establecida en la isla de Creta), considerada la primera gran civilización europea, anterior a la griega, fue la primera en enriquecerse con el aceite de oliva. Numerosos descubrimientos prueban que utilizaban el aceite de oliva no solo para la alimentación, sino también para el cuidado corporal, la cosmética, iluminación o, incluso, como medicina.
En la antigua Grecia también se extendió su uso, aunque dependía del estatus social del individuo. Los más pobres podían aspirar a sazonar una comida mientras que los ricos lo usaban para cocinar, curar o iluminar. Además, al poseer propiedades terapéuticas y medicinales, el aceite de oliva fue ampliamente utilizado por los médicos en la antigua Grecia. Hipócrates mencionó más de 60 usos diferentes para heridas, infecciones o, incluso, quemaduras.
Durante las ceremonias fúnebres se ofrecía aceite de oliva al difunto, junto con otros productos, como miel o vino. Y, finalmente, durante los Juegos Olímpicos, los atletas griegos no solo se untaban el cuerpo con aceite de oliva antes de sus eventos, sino que también servía como recompensa para los ganadores, que recibían grandes cantidades.
Bajo el Imperio Romano, el aceite de oliva se extendió por toda la cuenca del Mediterráneo hasta llegar a Hispania (nombre que se daba a España en ese momento, como provincia del Imperio Romano). Fue una época en la que se multiplicó el número de molinos y olivares, con el fin de cubrir las necesidades de la población que utilizaba el aceite de oliva como alimento, pero también por sus propiedades medicinales.
El aceite de oliva elaborado en España se convirtió pronto en el más apreciado del Imperio, gracias a su excelente calidad, especialmente en el que se producía en lo que hoy es Andalucía. Los historiadores afirman que, durante la época d esplendor del Imperio Romano, Hispania llegó a exportar más de 30 millones de ánforas de aceite de oliva.
El aceite de oliva como elemento en ritos y creencias
El aceite de oliva también ejerció influencia en los rituales y tradiciones a lo largo de la Historia. Sabemos que el olivo y el aceite de oliva se han considerado sagrados durante mucho tiempo. Los egipcios, por ejemplo, en la época de los faraones, eran grandes consumidores de aceite de oliva. Lo importaban de Creta para sus ritos funerarios y de purificación.
Del mismo modo, abundan las citas en textos religiosos que hacen alusión al aceite de oliva o al olivo. En los textos cristianos, una paloma trae una rama de olivo a Noé para anunciar el final de la inundación, mientras que en el Islam, ese habla de que el aceite de oliva tiene «baraka» o poder mágico.
Edad Media y Edad Moderna y Contemporánea
En la Edad Media, tras la caída del Imperio Romano, el aceite de oliva continuó siendo un producto demandado, no solo en alimentación, sino para otros menesteres, como la fabricación de jabón (en países como España o Francia), la iluminación de calles o de hogares, así como tratamientos de belleza. Sin embargo, fue una época convulsa y, en algunas regiones, su cultivo y producción vivió una época de retroceso. No ocurrió lo mismo en España, donde la invasión árabe, en cuya cultura el aceite de oliva también jugaba un importante papel, permitió que se siguiese desarrollando la olivicultura.
En la Edad Moderna hubo una evolución en el cultivo del olivo y en la producción del aceite de oliva. La invención de la imprenta, que ayudó a difundir distintos escritos agrícolas, y el incremento de los precios del aceite de oliva, que hizo que cada vez más agricultores apostasen por este cultivo, fueron algunos de los factores que contribuyeron a su expansión.
Por último, la llegada de la Revolución Industrial trajo consigo muchos cambios, entre ellos para el sector del aceite de oliva, ya que los desarrollos técnicos permitieron facilitar la producción y mejorar, aún más si cabe, la calidad del producto que se comercializaba. Estas mejoras tecnológicas no han dejado de crecer, hasta nuestros días, permitiendo que el aceite de oliva siga siendo protagonista absoluto de la Dieta Mediterránea y de las cocinas de multitud de hogares y negocios de hostelería.