Rica y versátil, la salsa de tomate frito casero es un acompañamiento perfecto para una infinidad de platos, desde carnes a pescados, pasando por arroces, pasta y verduras. Aceite de oliva y unos tomates de calidad son los dos secretos del éxito para hacer un buen tomate frito casero, pero os contamos algún truco más.
Aceite de oliva para aportar el mejor sabor
Elegir un buen aceite de oliva es fundamental para que aporte todo su sabor a nuestro tomate frito casero. No importa la variedad, podemos elegir el que más nos guste, pero recordad que será la base de nuestra salsa, por lo que si elegimos un aceite de oliva virgen extra potenciaremos el sabor final.
Escogeremos una olla grande, cubriremos el fondo de aceite de oliva y lo calentaremos antes de añadir el tomate.
¿Qué tomate es el más adecuado?
Las variedades más dulces y carnosas son las más adecuadas para un tomate frito casero perfecto. Aportarán menos acidez, menos agua y, por tanto, la textura final será mucho mejor. Entre todas las variedades de tomates que cumplen con estas características, el tomate pera es uno de los más adecuados.
Lo mejor es pelar los tomates, haciendo un corte en forma de cruz y escaldándolos en agua hirviendo durante un minuto, para que sea más fácil extraer la piel. Una vez pelados, los cortamos en dados, quitando la parte dura del tallo, y los añadimos al aceite caliente. Lo cocinamos a fuego fuerte hasta que empiece a hervir y, en ese momento, bajamos el fuego, añadimos sal y tapamos la olla. Podemos añadir una cucharadita de azúcar si es necesario corregir un poco la acidez.
Lo cocinaremos, removiendo regularmente para que no se pegue, hasta que logremos la textura deseada. Si observamos que tiene mucha agua, podemos destapar para que vaya evaporando.
¿Podemos añadir otros ingredientes?
¡Claro! La cebolla y el ajo son perfectos para aportar un toque especial, elaborando un sofrito previo antes de añadir el tomate, pero también podemos elegir otros, como guindilla o cayena, para dar un punto picante; pimiento verde, para aportar sabor y textura; o hierbas aromáticas y especias, como orégano o albahaca, sobre todo si vamos a usar la salsa para acompañar platos de pasta o arroz.
Conservación del tomate frito casero
Una vez cocinado nuestro tomate frito casero podemos optar por guardarlo tal y cual o pasarlo por un pasapurés para eliminar las pepitas o trozos de tomate y otros ingredientes. Si lo vamos a consumir en breve, lo guardaremos en un recipiente plástico o de cristal en la nevera durante tres o cuatro días.
Pero también podemos hacer conserva, en un frasco de cristal bien limpio, con un cierre hermético y al baño María o, incluso, podemos congelarlo, ya que admite perfectamente las bajas temperaturas, manteniendo todo su sabor.
Si te gusta el tomate frito, te recomendamos estas dos recetas: carne con tomate y bacalao con salsa de tomate frito.