Las espinacas son una de las verduras más populares en nuestras cocinas y una fuente increíble de nutrientes esenciales. Como veremos, sus hojas contienen un auténtico cóctel de propiedades beneficiosas para el organismo, por lo que su consumo nos puede ayudar a mejorar sensiblemente nuestra salud.
Propiedades de las espinacas
Las espinacas son conocidas, fundamentalmente, por su contenido en hierro, que ayuda a luchar contra la anemia. Los que ya tienen unos años recordarán al personaje de cómic y de dibujos animados Popeye, un marino que multiplicaba su fuerza cada vez que comía una lata de espinacas, logrando así reducir al malvado Brutus. Sin embargo, esta verdura cuenta con muchos más nutrientes esenciales.
Su contenido en antioxidantes (principalmente luteína y zeaxantina) es enorme, lo que las convierten en un alimento muy indicado para luchar contra la degeneración macular ligada a la edad, así como a otros problemas de salud visual, como las cataratas.
Son muy ricas en vitamina K y magnesio, así como en calcio y potasio. Todo ello le otorga importantes propiedades para garantizar una buena densidad ósea y reforzar los tejidos.
Entre otros oligoelementos, destaca la presencia de sulforafamo, un agente con propiedades anticancerígenas que protege el hígado, los pulmones, el colon y los ovarios.
Y no podemos olvidar la vitamina A, que contribuye a que nuestra piel y cabello luzcan resplandecientes.
Si a todo ello le añadimos su contenido en fibra, que nos ayuda a mejorar el tránsito intestinal y a mantener a raya el apetito, tenemos el cóctel perfecto para una dieta saludable.
¿Cómo prepararlas, en crudo o cocinadas?
Una de las preguntas más frecuentes es si es mejor comer las espinacas crudas o cocinadas. No hay una pregunta correcta ya que depende de los beneficios que estés buscando al consumir esta verdura.
Si las consumimos crudas, el aporte de vitaminas es mayor, ya que éstas se suelen degradar un poco con el cocinado. Sin embargo, si lo que buscamos es aporte de minerales, su concentración será mayor si las consumimos cocinadas, sobre todo si lo hacemos al vapor o salteadas. También mantiene mejor su contenido en luteína y zeaxantina si las sometemos a estos procesos de cocinado.
Sobre todo, recordad que si optamos por cocerlas demasiado tiempo perderemos muchas de sus propiedades, por lo que es muy recomendable reutilizar el agua de la cocción para otras elaboraciones.
Cómo congelar las espinacas
La mejor temporada para las espinacas son los meses de otoño y primavera, aunque también podemos encontrar algunas variedades en verano. Por ello, si compramos espinacas frescas en temporada podemos optar por congelarlas para disfrutarlas más adelante.
Lo ideal es congelarlas ya cocidas. Las lavamos bien, les damos una cocción corta y las escurrimos lo máximo posible antes de meterlas en bolsas de congelación quitando el aire. Si es mucha cantidad, es conveniente repartirlas en porciones. Pueden permanecer unos 6 meses congeladas en buenas condiciones.
Sin embargo, podemos congelar las espinacas en crudo, pero, hay que tener en cuenta que la congelación rompe las fibras de sus hojas por lo que, al descongelarlas, presentarán un aspecto blando. Para hacerlo, debemos lavar cuidadosamente las hojas con agua fría y desechar aquellas que no están verdes y firmes. Después, hay que escurrirlas bien y secarlas para que el agua no genere cristales de hielo. Podemos echar mano de un utensilio centrifugador y secarlas con un paño limpio. Por último, las introducimos en bolsas, quitando todo el aire que nos sea posible y las metemos al congelador.
Cocinar espinacas
Las espinacas son muy versátiles y permiten ser cocinadas al vapor, cocidas, salteadas, al horno, en crudo en ensaladas y smoothies, y como ingrediente de muchas recetas, algunas de ellas muy originales.
Si queréis sorprender a vuestros invitados, os recomendamos estos Crepes de langostinos y espinacas, o estas Croquetas casera de espinacas y nueces, un fruto seco que combina a la perfección con esta verdura. También funcionan muy bien en tartas saladas, como esta Quiche de espinacas, pechuga de pavo y pasas y con pastas, como estos Raviolis de espinacas con mermeladas de pimientos verdes.
Cómo y cuándo se plantan las espinacas
Si contamos con un huerto en casa, podemos plantar espinacas. La siembra se lleva a cabo en hileras y las semillas se plantan directamente sobre la tierra. Si no disponemos de tanto espacio también podemos hacer lo propio en una jardinera, siempre que tenga, al menos, 15 centímetros de profundidad.
La siembra se empieza a llevar a cabo cuando termina el verano y se puede prolongar hasta los inicios de la primavera.