Home / Gastronomía / Deléitate con la diferencia entre langosta y bogavante en la gastronomía marina: un festín para los amantes del mar

En esta época del año, ¿quién no sueña con sentarse enfrente del mar y disfrutar de un arroz con bogavante? ¿O de una mariscada que incluya langosta? Estos dos crustáceos, los reyes de los mariscos para los amantes de la buena mesa, tienen similitudes, pero también diferencias. Y hoy conocemos cuáles son.

¿Quieres diferenciar un bogavante de una langosta? Fíjate en sus pinzas

Tanto la langosta como el bogavante son crustáceos decápodos, es decir, cuentan con cinco pares de patas. Sin embargo, existe una enorme diferencia que podremos observar a simple vista y que será la que nos permita diferenciarlos: el bogavante tiene dos de sus patas delanteras más grandes, con forma de fuertes pinzas, mientras que la langosta tiene dos largas antenas.

También se diferencian por su color, cuando observamos ambas especies en vivo. La langosta presenta una tonalidad rojo, pardo o marrón con manchas amarillas, mientras que, en el caso del bogavante, encontramos coloraciones verdosas, marrones, negras o azules, dependiendo de la variedad.

Asimismo, su carne presenta diferencias debidas, fundamentalmente, al tipo de alimentación que lleva cada una de ellas. El bogavante es “carnívoro”, es decir, se alimenta de pequeños peces y moluscos, así como de sepias, pulpos y calamares, por lo que su carne tiene más cuerpo y es más consistente y sabrosa. Por su parte, la langosta se alimenta de plancton y pequeños crustáceos y su carne es más fina y delicada.

Langostas

¿Cómo elegir bogavantes y langostas?

Cuando vayamos a comprar bogavantes y langostas, lo ideal es hacerlo vivos (salvo que compremos ejemplares cocidos). El caparazón debe ser grueso y duro, señales de que la carne es abundante y la cola debe curvarse naturalmente después de que se haya enderezado.

Si los compramos cocidos, deben tener un color rojo anaranjado brillante, carne blanca, elástica y opaca.

No hay diferencias notables entre el sabor de ejemplares machos o hembras, aunque los expertos generalmente prefieren a la hembra, ya que, además de la carne, proporciona huevas. En tal caso, éstas deben ser, una vez cocinadas, de un color muy rojo.

Beneficios del bogavante y la langosta

Ambos crustáceos son ricos en minerales como el fósforo, que juega un papel determinante en la salud ósea; zinc, cobre, selenio y potasio, convirtiéndose en una defensa contra los radicales libres en el organismo. Además, tienen un alto contenido en vitaminas del grupo B y en yodo, que regula el metabolismo. Contienen pequeñas cantidades de ácidos grasos omega-3, que contribuyen a mejorar el sistema inmunitario y circulatorio, aunque no tanto como otros pescados.

Por el contrario, debemos ser moderados en su consumo, ya que, al igual que otros mariscos, son ricos en purinas, substancias precursoras del ácido úrico, por lo que una ingesta elevada podría acarrear ataques de gota en aquellas personas propensas a padecerlos.

Sopa langosta

Bogavante y langosta en la cocina

La manera más sencilla de comer estos crustáceos suele ser cocidos. Si los compramos crudos y los vamos a cocer nosotros en casa, tendremos que tener en cuenta un par de trucos. El primero es añadir abundante sal al agua de la cocción (unos 70 g por cada litro) y esperar a que hierva para introducir el bogavante o la langosta vivos. Dependiendo de su tamaño, los tiempos de cocción serán más o menos largos, en torno a los 13 o 14 minutos para los ejemplares más pequeños (hasta 600 g), que irán aumentando unos 3-4 minutos por cada medio kilo superior a esa cantidad.

Bogavante-2

También podemos prepararlos a la plancha, para lo cual deberemos cortarlos longitudinalmente en dos mitades, pondremos aceite en la sartén (retirando el exceso con un papel absorbente) y los colocaremos sobre la parte de la carne. Aunque les demos la vuelta, deberán estar la mayor parte del tiempo sobre ese lado. Estarán listos cuando la carne esté compacta y sea fácil separarla del caparazón.

Además, el bogavante y la langosta pueden formar parte de otras recetas, como sopas de pescado y mariscos, tartares y por supuesto, arroces, como esta receta de arroz con bogavante o cremas, como esta crema de bogavante.

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