La cúrcuma es una especia oriental de sabor suave e intenso sabor amarillo que se ha puesto muy de moda, gracias a sus propiedades beneficiosas. Ingrediente imprescindible de comidas orientales, como el curry, puede acompañar a todo tipo de platos, tanto dulces como salados, además de bebidas e infusiones. Pero, ¿qué la hace tan especial?
Originaria de Asia, la cúrcuma es conocida como el “azafrán de Oriente”, aunque no tiene nada que ver con el azafrán que conocemos y que procede de los pistilos de la flor del mismo nombre. La cúrcuma, por el contrario, procede del rizoma de una planta de la misma familia que el jengibre, es decir, de su tallo subterráneo. Este rizoma, cuyo interior es de un color naranja intenso, se seca y se convierte en polvo, dando lugar a la especia que se utiliza, sobre todo, en platos de la comida india.
El uso de la cúrcuma en el pasado
La cúrcuma se ha utilizado, durante siglos, en la medicina tradicional china, tailandesa, japonesa e indonesia por sus múltiples virtudes derivadas, sobre todo, de los curcuminoides, unos pigmentos naturales con propiedades antioxidantes, de los que el más conocido es la curcumina. Gracias a estos mismos compuestos se le atribuyen también propiedades antiinflamatorias.
Aunque su forma más habitual es en polvo, en algunos sitios se puede encontrar el rizoma fresco, en cuyo caso puede usarse igual que el jengibre, es decir, pelándolo y rallándolo sobre los platos que queramos aderezar. Eso sí… ¡atención cuando lo manipuléis! Su intenso color puede ser difícil de quitar de la piel si no se usan guantes.
¿Para qué sirve la cúrcuma en la cocina?
Como decíamos, el discreto sabor de la cúrcuma hace de ella un ingrediente muy polivalente, que se puede integrar en un gran número de platos, incluidos los postres. Lo ideal es añadir la cantidad equivalente a una cucharadita de café y se puede combinar con otras especias, como por ejemplo, la pimienta. La asociación con este condimento es más importante de lo que parece, ya que uno de los inconvenientes de la cúrcuma es que se necesitan consumir grandes cantidades para que desarrolle los beneficios que hemos mencionado en el organismo, pero, al combinarla con pimienta negra, la absorción de la curcumina en el cuerpo aumenta de manera espectacular.
Ideal para salsas e infusiones
Es ideal para preparar salsas y mayonesas, a las que dota de un color muy característico. Lo ideal es solubilizarla en aceite de oliva previamente, para incorporarla a las salsas. Funciona muy bien, además, en platos de arroz, patatas, sopas o verduras, pero también con pescados y carnes, sobre todo pollo y cordero, así como con huevos, ya que les aporta frescor.
Como infusión, se puede utilizar para asegurar una correcta digestión, ya que protege el hígado y las paredes del estómago, favoreciendo la producción de bilis. Y hablando de bebidas, con pasta de cúrcuma y leche vegetal se elabora la llamada “leche dorada”, que ayuda a fortalecer el sistema inmunitario.
¡Animaos a utilizar la cúrcuma y a dar un toque de color y frescor a vuestros platos!