Cuando éramos pequeños, en casa nos enseñaron que comer con las manos era de mala educación y que debíamos utilizar siempre cubiertos. Sin embargo, la gastronomía, como tantas otras veces, da una vuelta de tuerca a las costumbres y convierte en tendencia dejar de lado los cubiertos y disfrutar de la comida sólo con nuestras manos. Estamos ante el triunfo del finger food.
En España, cuna de la tapa y de los pinchos, esta tendencia no parece algo nuevo porque llevamos muchísimo tiempo disfrutando que esos pequeños bocados valiéndonos sólamente de nuestras manos. La clave está en que se pueda tomar en uno o dos bocados, sin necesidad de usar cuchillo y tenedor, porque, en la otra mano, sostenemos nuestra cerveza, copa de vino o refresco sin tener que preocuparnos de dónde la dejamos.
Sin embargo, lo que hace especial esta tendencia, es la evolución que ha vivido, el giro hacia la alta gastronomía o a ser protagonista de eventos especiales, como es el caso de las bodas, donde están triunfando estos pequeños bocados. Hablamos, pues, de platos elaborados que, en ocasiones, llegan a ser joyas de la gastronomía, donde la cuidada elaboración, el impacto visual, la textura y, por supuesto el sabor, son fundamentales para lograr un bocado exquisito. Eso sí, teniendo en cuenta que no vamos a utilizar cubiertos para degustarlo.
Con esta filosofía, la tendencia finger food no se limita solo a los entrantes sino que puede representar un plato principal o un postre. Muchos gastrobares han llevado a estos productos a la categoría de arte, cosechando gran éxito.
También en la alta gastronomía
El precursor de esta tendencia fue, allá por la década de los 2000, el gran Ferrán Adrià, en cuyo menú degustación que ofrecía en El Bulli, apostaba por platos que se pudieran comer sin el auxilio de los cubiertos. Algunos de ellos se cogían con las manos, otros con cucharitas que facilitaban el trabajo, pero todos tenían ese denominador común de poder ser comidos con los dedos.
Hoy en día, otros grandes, como Andoni Luis Aduriz (dos estrellas Michelin en su restaurante Mugariz) o Ricard Camarena (una estrella Michelin en su restaurante del mismo nombre) también has apostado por esta tendencia.
Aduriz asegura que el protocolo es una cuestión cultural y que, en muchos países, se prescinde de los cubiertos porque “las manos son la primera herramienta con la que conseguimos crear el mundo que nos rodea. Comer con las manos también es compartir y, en algunas culturas, también tiene significados que van más allá de lo social Para los hindúes, por ejemplo, es entrar en comunión con la naturaleza, fusionarse a través del tacto con la comida”. Así, para el chef de Mugaritz, “al eliminar los cubiertos permitimos que otro sentido participe antes de usar la boca: el tacto. Con él percibimos las texturas y creamos una expectación de los vamos a comer. Añadir nuevas perspectivas sensoriales a la degustación aumenta el placer de lo que estamos comiendo”. Creaciones como las “Hebras de Txangurro Helado” o el “Limón Ostra” que se sirven en su restaurante forman parte de un menú degustación en el que han intentado que el mayor número de platos posible se pueda comer sin cubiertos.
En esta línea está trabajando también Ricard Camarena en su restaurante valenciano. Su menú degustación comienza con una serie de bocados que se disfrutan con las manos, en forma de makis japoneses o tacos mexicanos, aunque con una vuelta de tuerca.
Teniendo en cuenta que uno de los mayores placeres (y, en ocasiones, mal visto) es chuparse los dedos comiendo… ¡Nosotros nos apuntamos a la tendencia finger food!