Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en muchos países desarrollados, sobre todo si hablamos de Europa y Estados Unidos. Y la nutrición juega un papel importantísimo en su prevención.
Los ácidos grasos omega 3 han demostrado ejercer unas propiedades cardiosaludables muy sustanciales. Numerosos estudios llevados a cabo, tanto en España como fuera de nuestro país, así lo avalan. Sin ir más lejos, la Fundación Española del Corazón, asegura que los omega 3 previenen la prevención de arritmias, reducen el riesgo de trombosis, disminuyen los niveles de triglicéridos, inhiben el crecimiento de placas arterioscleróticas, mejoran la función endotelial vascular, reducen la presión arterial y la inflación, en general.
Gaspar Ros Berruezo, Catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Murcia, ha asegurado que los ácidos grasos omega 3 son de vital importancia en diferentes funciones de nuestro organismo, sobre todo para reducir la agregación plaquetaria de la sangre y el efecto inflamatorio local en los vasos sanguíneos. Con ello, se logra mejorar la fluidez de la sangre y se evita la formación de ateromas y trombos. El Instituto de la Grasa, perteneciente al CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) también trabaja en los efectos de los ácidos grasos omega 3 sobre las placas de ateroma (los cúmulos de colesterol en la pared de una arteria), como suplemento en diferentes productos, entre ellos el aceite de oliva. Y fuera de nuestras fronteras, el equipo del Dr. Charles N. Serhan, del Hospital Brigham and Women’s de Boston, ha llevado a cabo estudios que aseguran que los ácidos grasos omega-3, DHA y EPA, son precursores de potentes mediadores bioactivos locales que se producen en la fase final de los procesos inflamatorios. Son solo algunos ejemplos, pero hay muchos más.
Consumo recomendado: dos o tres veces por semana
Así pues, su consumo, dos o tres veces por semana, protege la salud cardiovascular. La principal fuente natural de omega 3 son los pescados azules, sobre todo cuando hablamos de EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA (ácido docosahexanoico), los denominados de cadena larga , que son los que mayores efectos ejercen sobre la prevención de las cardiopatías. El consumo de pescado azul es, pues, fundamental en la dieta, aunque se puede complementar con otro tipo de alimentos enriquecidos con omega 3, como es el caso de los aceites de oliva.
En este caso, además, añadimos los beneficios propios del aceite de oliva en la prevención de enfermedades cardiovasculares, como la arterioesclerosis, así como su papel en la disminución de la presión arterial, que son de sobra conocidos y avalados por múltiples estudios. El ácido oleico presente en el aceite de oliva, ayuda a reducir el colesterol «malo» y produce un perfil lipídico más favorable para la prevención de estas enfermedades.
Así pues, la ingesta de aceites de oliva enriquecidos con ácidos grasos omega 3 supone una firme apuesta por la salud cardiovascular, al sumar los beneficios de las grasas insaturadas de uno y otros.