La entrada de la primavera llega a ser un suplicio para los más de 6 millones de personas que padecen alergias primaverales que, según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), existen en nuestro país. Abril, mayo y junio son los peores meses para todos ellos pero, ¿sabíais que una adecuada alimentación podría paliar un poco los desagradables síntomas de la alergia al polen?
Las gramíneas, el plátano de sombra y el olivo son los principales causantes de las alergias primaverales y, de aquí hasta junio, aproximadamente, complicarán la vida de muchas personas. Si, además, se trata de habitantes de grandes ciudades, la cosa empeora aún más, ya que los distintos contaminantes atmosféricos acaban depositándose en el suelo e influyen directamente en el desarrollo de semillas, raíces y plantas, lo que altera sus características fisiológicas, convirtiendo a los pólenes en más alergénicos y potentes. La polución también afecta a las vías respiratorias, irritando las mucosas y agravando la sintomatología propia de la alergia, lo que explica que, muchas veces, haya más alérgicos en las ciudades que en el campo.
Ante este problema, la inmunoterapia –es decir, los fármacos para combatir las alergias– es la mejor solución posible, aunque, como decíamos, no es la única. Apostar por determinados alimentos en nuestra alimentación diaria puede ayudar a combatir los síntomas. No se trata, en ningún caso, de sustituir los fármacos antihistamínicos que nos receta nuestro alergólogo, pero sí de complementarlos con una dieta adecuada.
Alimentos más recomendados
Los alimentos ricos en antioxidantes, los fermentados y los ricos en vitaminas A, B, C y E, así como minerales, como el zinc, están particularmente recomendados en la dieta de las personas alérgicas. Vamos a ver algunos de ellos.
Ajo
El ajo es un superalimento que acumula un montón de propiedades beneficiosas para el cuerpo: ayuda a a reducir el colesterol es antibacteriano, estimula la circulación sanguínea y también tiene efectos beneficiosos en las personas alérgicas al polen.
Los investigadores han establecido enlaces entre los elevados aportes de ciertos antioxidantes que contiene el ajo con una disminución de la incidencia de este tipo de alergias. Ya sea crudo o cocinado, es muy bueno para aliviar los síntomas.
Cebolla
La cebolla contiene quercetina, un antioxidante que juega un papel fundamental en la alergia al polen, ya que su efecto antiinflamatorio incide directamente sobre las mucosas nasales. Además, retarda la liberación de histamina, la molécula responsable de la reacción alérgica.
Otro beneficio de la quercetina es que favorece la absorción de vitamina C, que también ejerce de antioxidante y estimula el sistema inmunitario, muy importante en caso de padecer alergia.
Manzana
Con la manzana ocurre lo mismo que con la cebolla, es decir, cuenta con altos niveles de quercetina, por lo que su consumo es muy beneficioso en la época de alergias. Eso sí, olvidaos de pelarla porque, en su caso, el antioxidante se encuentra en la piel, así que que hay que comerla entera.
Uva negra
El resveratrol, un antioxidante presente en la piel de la uva negra (y que, más tarde, encontramos también en el vino tinto), tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir los síntomas de la alergia. Un estudio desarrollado hace unos años en la isla griega de Creta concluyó que los niños que incluían determinadas frutas en su dieta, como uva negra, manzanas y vegetales como el tomate, presentaban menos síntomas asmáticos y nasales en la época de mayor incidencia de la alergia.
Productos fermentados
El yogur, el kéfir, el chucrut (col fermentada) o la kombucha (bebida fermentada a base de té) son alimentos muy ricos en probióticos que alimentan la microbiota del cuerpo y refuerzan el sistema inmunitario. Por tanto, son perfectos para luchar contra la alergia.
Algunos estudios aseguran, incluso, que el consumo de este tipo de productos durante el embarazo, podría dar lugar a niños con menos alergias.
Aguacate
Los productos ricos en vitamina E también podrían reducir en porcentajes importantes la incidencia de síntomas de alergia. Los aguacates, así como las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, etc.), son perfectos para incrementar la dosis de vitamina E que ingerimos a diario.
Hay muchos más productos ricos en nutrientes beneficiosos, como las zanahorias (ricas en vitamina A), los pimientos y los cítricos (ricos en vitamina C), las legumbres y los frutos secos (ricos en vitamina B) o las berenjenas (ricas en zinc), que también podemos incluir en la dieta si queremos reducir el número de veces que sacamos el pañuelo del bolsillo a causa de los molestos síntomas de la alergia. No podremos terminar con ella de manera rotunda pero, al menos, estaremos un poco menos molestos.