«El consumo de aceite de oliva virgen extra, con moderación y dentro de una dieta equilibrada, tiene un efecto protector en la prevención del cáncer de mama»
El doctor Eduard Escrich está al frente de un grupo de investigación que lleva más de 30 años estudiando la relación entre la nutrición y el desarrollo del cáncer. Sus últimos resultados tienen como protagonista al aceite de oliva virgen extra y cuál es su papel en la prevención del cáncer de mama, una enfermedad que, según la Asociación Española Contra el Cáncer, es el más frecuente entre las mujeres de todo el mundo, con 22.000 diagnósticos anuales solo en España. Según sus investigaciones, el consumo de este tipo de aceite dentro de una dieta equilibrada y de un estilo de vida saludable podría tener un importante papel protector.
Ustedes llevan muchos años estudiando la relación entre la nutrición y el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como el de mama. ¿Qué puede decirnos acerca de su incidencia en la población? ¿Se ha incrementado?
La tasa de incidencia de cáncer se ha ido incrementando en nuestra sociedad, por causas diversas. En primer lugar, por el aumento de la expectativa de vida de la población. El cáncer, en general, es una enfermedad del adulto. Se da también en niños, pero fundamentalmente es una enfermedad de la edad. Por lo tanto, si vivimos más años se incrementa la probabilidad de que se desarrolle. Pero también es cierto que hay otros factores: se diagnostica más que antes y más pronto y está muy influenciado por el estilo de vida y, dentro de éste, por la alimentación. Se han producido cambios sustanciales en la manera de alimentarnos y las dietas hipercalóricas están contribuyendo a que la enfermedad se acelere e, incluso, a que aparezcan tipos de cáncer que a lo mejor no hubieran aparecido nunca. Por ese motivo, la incidencia es elevada.
Sin embargo, también es cierto que, clínicamente, el control de la enfermedad es mejor y por eso la mortalidad es más baja. Eso es lo que está sucediendo en nuestro país y, en general, en todos los países desarrollados.
¿Podría hablarnos a grandes rasgos de esta investigación que está llevando a cabo su grupo?
Nosotros investigamos el efecto de la alimentación sobre el cáncer. Y de todo lo que comemos, lo que más influye en el cáncer de mama son las grasas. Hay grasas saludables, como son los omega-3 y el aceite de oliva, y hay otras que pueden tener efectos más perjudiciales, como son los aceites de semillas y las grasas animales, las saturadas. Aunque bien es cierto que hay que hacer una puntualización: no hay ningún alimento en sí que sea perjudicial, el problema es que ahora no los comemos adecuadamente. Por tanto, somos nosotros los que podemos convertir ese alimento en perjudicial. Y cuando hablo de esto me estoy refiriendo al exceso.
Dicho esto, el objetivo del estudio era averiguar la influencia que las grasas podrían tener sobre el cáncer de mama y cómo lo hacían: si se acelera, si se frena, etc., es decir, la parte clínica. Además, nos interesa la parte morfológica, es decir, observar los tumores al microscopio para ver qué grado histopatológico de malignidad tiene. Una vez vemos si estas grasas estimulan el cáncer o, por el contrario, lo frenan, nos preguntamos a través de qué mecanismos lo hacen.
«La apuesta para la salud sería a través del aceite de oliva virgen extra»
¿Cuáles han sido los principales hitos?
Trabajamos, por un lado, a través de un modelo experimental, en un animal inducido con un carcinógeno, al cual se alimenta con distintos tipos de dieta. Hay una dieta con un contenido normal de grasa, que son los grupos de control, después hay grupos alimentados con grasa en exceso omega 6 (aceites de semillas) y otros con aceite de oliva virgen extra. Y, a partir de ahí, estudiamos qué sucede clínicamente. Los resultados son claros: las dietas con exceso de grasas omega 6 estimulan el cáncer de manera notable mientras que, las dietas con aceite de oliva tienen o bien un efecto protector o un poco por encima del control pero muy lejos del otro grupo. Tanto clínica como morfológicamente, los resultados dicen que llevar una dieta con aceite de oliva virgen extra hace que los tumores tengan menor grado de malignidad que con las grasas tipo omega 6.
¿Cuáles son las razones que explican estos efectos del aceite de oliva?
Entre todos los resultados obtenidos, destaca un descubrimiento que nos ha llevado algo más de diez años de trabajo. En 2010 describimos exhaustivamente una vía que utilizan las células para poder dividirse, la caracterizamos a todos los niveles (el ADN de las células, su expresión a nivel de ácido ribonucleico mensajero, la actividad de las proteínas, su regulación, la conexión con otras vías, etc.) y descubrimos que el aceite de oliva estaba frenando la proliferación celular, inhibía la actividad de estas proteínas que ayudan a que el proceso vaya más deprisa. Y no solo eso, sino que inducía la posibilidad de que esas células se «autosuicidasen», por un mecanismo fisiológico conocido como apoptosis.
También hemos estudiado el daño en las células y hemos visto que hay menor daño en los grupos de la dieta con aceite de oliva. La diferenciación celular está disminuida por los aceites de semillas y esto es negativo, es decir, un tumor menos diferenciado es de peor pronóstico y de mayor grado de malignidad.
Y después hay algunos resultados interesantes que van en el mismo sentido que estamos comentando, con estrés oxidativo, sistema inmune y, particularmente, en el aspecto de la maduración sexual. Está comprobado que la pubertad, en estos momentos, en los países occidentales se está acelerando. La regla en las mujeres aparece antes que hace unos años. Y esto es así porque estamos bien alimentados y vivimos en un clima amable, por tanto, el cuerpo identifica que ya está preparado para la reproducción. El problema viene porque la aparición temprana del ciclo menstrual es un factor de riesgo para el cáncer de mama, al igual que lo es el hecho de que se alargue el ciclo reproductivo y el retraso de la menopausia. En ese sentido, hemos podido demostrar, tanto clínica, como morfológica y molecularmente, que el consumo de aceite de oliva no acelera tanto la pubertad de la mujer. Ahora estamos estudiando los mecanismos que pueden estar implicados en este proceso. Todos nuestros esfuerzos van dirigidos a contribuir, en el grado que podamos, a luchar contra el cáncer de mama.
En el caso de que ya se haya desarrollado el cáncer, los resultados de algunas investigaciones nos hacen ser un poco prudentes. Así como en una persona sana, o en una persona sana con factores de riesgo pero libre de enfermedad, estamos seguros de que, con los datos que tenemos, es beneficioso que consuman este tipo de grasas con moderación, cuando hablamos de células cancerosas puede cambiar todo porque modifica completamente las cosas. Es decir, hay veces que, lo que consideramos como un antioxidante, al tratar con células cancerosas puede convertirse en un oxidante. No quiere decir que no se puedan tomar, pero sí que tenemos que actuar con prudencia y seguir las recomendaciones médicas.
Ha hablado usted de aceite de oliva y aceite de oliva virgen, ¿hay diferencias en cuanto a los efectos de uno y otro?
En nuestro caso, hemos estudiado los efectos del aceite de oliva virgen extra porque es el único que está completo. Durante el refinado, se pierden los componentes minoritarios que son parte fundamental de esos beneficios. Se han descrito unos 230 compuestos bioactivos que cuando se estudian por separado demuestran tener propiedades saludables y, por tanto, no dar un aceite completo no permite tener una buena visión de la realidad. La apuesta para la salud sería a través del aceite de oliva virgen extra.
¿Cuál sería la cantidad de aceite de oliva virgen extra que necesita consumir una persona para beneficiarse de estos efectos?
Cualquier aceite es una grasa y de todo lo que comemos, las grasas son las que aportan más calorías en las dietas. Las células del cáncer tienen unas necesidades energéticas muy elevadas. Por lo tanto, hay que consumirlo con moderación. Nosotros no investigamos sobre la cantidad, pero los nutricionistas, que sí lo hacen, dicen que la cantidad recomendable para las personas en la dieta sería de 50 ml por día y por persona, lo que viene a ser entre 4 y 6 cucharadas soperas (para cocinar, para aliñar ensaladas, tomar en crudo, etc.). La recomendación por tanto es: poca cantidad, mucha calidad y durante toda la vida. Esto no es como un fármaco, que se toma durante un cierto tiempo y se obtiene un efecto. Estamos hablando más bien de salud pública, de un estilo de vida saludable, de unos hábitos dietéticos saludables.
«Hemos empezado a investigar el efecto de las dietas desde antes de que surja el cáncer, para ver qué le pasa a la glándula mamaria»
¿Se han descubierto otros beneficios del consumo de aceite de oliva?
Sí, hay muchos otros beneficios descritos. Hay bastantes grupos que trabajan en su relación en la prevención de cardiopatías isquémicas. También parece tener efectos sobre el deterioro cognitivo y tiene propiedades antiinflamatorias. Asimismo, se han descrito efectos positivos para el síndrome metabólico, la diabetes, etc. Empezamos a tener muchos datos y hay que ser prudentes con la aplicación de los mismos para no equivocarnos. En medicina no se puede ir demasiado deprisa para no correr riesgos. Lo que sí que es cierto es que, todo lo que tenemos hasta ahora va a favor de que el aceite de oliva es beneficioso y tiene un efecto protector, siempre que se incluya dentro de una dieta equilibrada y de un estilo de vida saludable con actividad física moderada.
Para terminar, ¿hacia dónde van a dirigir sus investigaciones a partir de ahora?
Nosotros tenemos un único proyecto, que es nutrición y cáncer, y tiene varias líneas, que son las que he planteado anteriormente. Durante muchos años, hemos estudiado el tumor cuando ya está totalmente establecido. Y, aunque lo vamos a seguir haciendo así, hemos empezado a investigar el efecto de las dietas desde antes de que surja el cáncer, para ver qué le pasa a la glándula mamaria. Es decir, si el hecho de llevar un tipo de dieta u otra, o de ingerir un tipo de grasa u otra va a hacer que la glándula mamaria sea más susceptible o más resistente al cáncer. Y, por supuesto, el tema que hablábamos anteriormente de la maduración sexual, cuáles son los mecanismos que hacen que el aceite de oliva no acelere el proceso. Llevamos investigando en estas líneas más de 30 años y, por supuesto, no vamos a parar de hacerlo.