En una sociedad cada vez más exigente puede hacerse muy duro volver a la rutina de la semana tras una breve desconexión de fin de semana. El estrés laboral está en nuestras vidas. Sin embargo, hay modos de combatir esta situación, entre ellos, cuidar la alimentación.
Combatir el estrés comiendo mejor
Aunque es difícil de medir y evaluar, el estrés laboral ha ido aumentando paulatinamente en casi todos los países occidentales. Las cada vez mayores exigencias, tanto cualitativas como cuantitativas (volumen, cantidad e intensidad del trabajo, horas trabajadas…) contribuyen al aumento del estrés, tal y como recoge el estudio llevado a cabo por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound). La crisis económica tampoco ha ayudado a reducir el estrés laboral. El temor a perder el empleo hace que los trabajadores se exijan más a sí mismos en todos los sentidos, lo que contribuye a incrementar los niveles de estrés.
Además, las largas jornadas laborales perjudican nuestra dieta. Pasamos muchas horas fuera de casa y tendemos a comer cada vez peor, de manera rápida, en ocasiones productos poco recomendables o, lo que es peor, nos saltamos comidas debido a la falta de tiempo. Todo ello ejerce una indudable influencia en los niveles de estrés.
Así pues, aunque no podemos hacer que el jefe nos deje salir antes de la oficina o que nos exija menos en el trabajo, hay algo que sí está es nuestras manos y es mejorar nuestras rutinas alimentarias para que se refleje en un menor estrés laboral.
Alimentos que nos ayudan a mejorar la energía
Seguir una dieta equilibrada, en la que no falte ningún nutriente, es básico para mejorar nuestro tono vital y afrontar con energía la vuelta a la rutina laboral. Pero, además, los expertos aconsejan evitar al máximo el consumo de grasas saturadas, sobre todo las que proceden de productos refinados, bollería industrial, comida rápida y precocinada. Es mejor elegir grasas 1316mucho más saludables, como las del aceite de oliva o las procedentes de los frutos secos. Comenzar el día con una tostada de pan de grano entero y un chorro de aceite de oliva virgen extra nos va a ayudar a que los lunes (y el resto de la semana) se nos hagan menos cuesta arriba.
El exceso de trabajo y el estrés van a hacer que nuestro cuerpo demande más energía, muchas veces en forma de azúcar. En sí, el consumo de azúcar no es perjudicial, pero debemos procurar que venga de fuentes saludables, como las frutas, la miel, el azúcar de caña o, incluso, el chocolate negro.
Y, por último, verduras frescas, ensaladas, proteínas de alto valor biológico (procedentes de pescados, legumbres, huevos y lácteos), sin olvidar los hidratos de carbono, sobre todo en las comidas de mediodía, son fundamentales para estar más activos.
Seguir unas pautas
Y, por supuesto, debemos seguir unas pautas que nos ayuden a mantener ese tono vital, entre ellas:
• No saltarse el desayuno: imprescindible, sobre todo, para las personas trabajadoras. Como decíamos, unas tostadas con aceite de oliva, acompañadas de fruta o zumos naturales y algún lácteo son el desayuno perfecto para iniciar la jornada laboral con buen pie.
• Apostar por un tentempié: a media mañana y a media tarde, es recomendable tomar una pieza de fruta o un sándwich con alguna proteína para evitar que el cuerpo permanezca muchas horas trabajando sin ingerir ningún alimento.
• ¿Comes en el trabajo? Intenta evitar salir todos los días al restaurante. Llévate un “tupper” con comida preparada de casa para estar seguro de que la grasa que usas para cocinar sea el aceite de oliva y utiliza productos frescos y de temporada.
• ¿Tienes jornada intensiva y llegas muy tarde a casa? Si vas a comer muy tarde es mejor tomar un plato único que contenga los nutrientes necesarios para mantener el equilibrio energético, en lugar de apostar por una comida copiosa.
• Las cenas: es aconsejable que sean ligeras y que las hagamos con tiempo suficiente para poder hacer una buena digestión antes de irnos a dormir.
• Ejercicio moderado: una de las cosas que más nos pueden ayudar es la práctica de algún deporte. Al hacerlo, liberamos endorfinas, lo que nos ayuda a combatir el estrés.
• Una correcta hidratación: el cuerpo necesita hidratarse tanto como comer para mantener un adecuado tono vital. ¡Bebed agua!
• Respetar los periodos de descanso: si no dormimos lo suficiente, vamos a estar cada vez más cansados, lo que repercute en nuestras capacidades a la hora de trabajar y, por lo tanto, genera más estrés.