Hoy en día, el teléfono móvil se ha convertido en un elemento indispensable en nuestras vidas. Desde él, nos comunicamos con nuestros allegados, nos conectamos a las redes sociales, nos mantenemos informados de lo que pasa en el mundo, nos sirve de agenda e, incluso, hacemos la compra con su ayuda. Nos facilita la vida en muchos aspectos, pero… ¿es posible que también perjudique nuestros hábitos alimentarios? ¿Podría estar relacionado el uso del teléfono móvil con el incremento en los niveles de obesidad?
Es bastante frecuente observar a personas sentadas en un restaurante comiendo mientras ojean su teléfono, sobre todo cuando comen solas. Este gesto tan cotidiano hace que nos concentremos en lo que aparece en la pantalla de nuestro inseparable compañero electrónico, en lugar de hacerlo en el plato de comida que tenemos delante. En otras palabras, comemos inconscientemente y, según los expertos, esa alimentación inconsciente puede estar contribuyendo al incremento de la obesidad.
¿Qué efectos tiene la alimentación inconsciente?
Según un estudio publicado por el Dr. Robinson en el American Journal of Clinical Nutrition, comer mientras se está distraído, como cuando se hace consultando el teléfono móvil o viendo la televisión, conlleva una mayor ingesta de alimentos. La distracción provoca que no percibamos completamente los atributos de los alimentos, como su sabor o su textura, lo que, sorprendentemente, provoca un retraso en la sensación de saciedad. Es decir, cuando comemos distraídos, tardamos más en sentir que hemos comido lo suficiente.
Y no solo eso. Comer con distracciones podría interferir en la memoria de la ingesta reciente y eso provoca que volvamos a sentir hambre antes de tiempo y que incrementos las cantidades de alimentos que ingerimos entre horas. En otras palabras, comer de manera consciente reduce e, incluso, evita el consumo excesivo involuntario de alimentos.
Cambiar los hábitos
Los científicos se están centrando, cada vez más, en estudiar estos efectos de la inconsciencia y los comportamientos alimentarios dañinos que genera, tal y como recogen fuentes de EUFIC (European Food Information Council). De hecho, varios análisis llevados a cabo en este sentido concluyeron que en el 86% de los casos se produjeron mejoras en el comportamiento alimentario y, por tanto, en la ingesta dietética y en el peso corporal.
La Dra. Susan Albers, autora del libro “Eating mindfully”, asegura que comer de manera consciente, concentrados en lo que ingerimos, ayuda a hacerlo más despacio, saboreando los alimentos y desconectando ese “piloto automático” que nos hace perder el control. ¿Qué beneficios aporta? Pues muchísimos: contribuye a la pérdida de peso, reduce el índice de masa corporal, hace frente a la diabetes, etc.
Por eso, la próxima vez que vayamos a desayunar, a comer o a cenar, dejemos el teléfono móvil lejos y concentrémonos en nuestro plato… en el sabor del aceite de oliva de nuestras tostadas por la mañana o en el aroma de ese plato cocinado al horno en la comida. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
Ocho consejos para comer conscientemente
Por último, podemos seguir los consejo del Harvard Medical School para comer conscientemente:
1. Reflexiona: antes de lanzarte a la comida, reflexiona sobre cómo te sientes: ¿estás estresado? ¿aburrido? ¿triste? ¿hambriento? Ser consciente de nuestro estado de ánimo nos ayuda a elegir si queremos comer y qué es lo que queremos comer, en lugar de ponernos a picar sin sentido.
2. Siéntate para comer: comer mientras se camina hace que perdamos la conciencia de cuánto estamos comiendo, así que mejor sentados y atentos.
3. Apaga el móvil: o la tablet, o la televisión… nos distraen de lo verdaderamente importante, lo que estamos comiendo.
4. Sirve las porciones previamente: hay que evitar comer directamente de los envases o traer a la mesa la fuente completa que hemos preparado. Sirve las porciones justas en la cocina para evitar comer más de lo necesario.
5. Elige el plato más pequeño: ayuda a controlar las porciones, especialmente si lo hacer, por ejemplo, en un buffet libre.
6. Mastica lo suficiente: evita engullir los alimentos y tragarlos sin apenas masticar. Dedica un rato a masticarlos correctamente.
7. Deja el cubierto en la mesa entre bocado y bocado: muchas veces, estamos preparando el siguiente bocado cuando aún no hemos terminado el anterior. Hay que procurar que las comidas duren una media de 20 minutos, así que es mejor descansar un poco entre bocado y bocado.
8. Olvídate del plato limpio: a muchos de nosotros nos educaron en la idea de que dejarse comida en el plato es de mala educación. Si estamos comiendo conscientemente y sentimos que estamos saciados, no tiene ningún sentido seguir comiendo “para que no quede”, se puede guardar y que sirva para otro momento del día.