¿Podríamos reducir el apetito incluyendo, regularmente, aceite de oliva en nuestra dieta? Esa es la propuesta de un grupo de investigadores de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) que aseguran que comer habitualmente alimentos con un alto contenido de grasas poliinsaturadas, como el aceite de oliva, el aguacate, el salmón o los frutos secos podría tener un efecto inmediato sobre las hormonas que regulan el apetito, reduciéndolo y ayudándonos, por tanto, a sentirnos llenos durante más tiempo.
El estudio incluyó a 26 hombres y mujeres sanos, de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años, que visitaron el laboratorio para realizar allí sus comidas. Al comienzo del estudio, los sujetos fueron alimentados con una dieta alta en grasas saturadas. Después, se cambiaron la dieta y se les dio comidas ricas en grasas poliinsaturadas, así como una dieta de control basada en los patrones de alimentación típicos de Estados Unidos durante un período de siete días. Posteriormente, una vez más, fueron alimentados con comidas ricas en grasas saturadas.
La dieta alta en grasas poliinsaturadas consistió en salmón de Alaska, atún, nueces, aceite de oliva, aceite de linaza, aceite de semilla de uva, aceite de canola y suplementos de aceite de pescado.
Tanto esta dieta como la dieta de control contenían la misma cantidad total de calorías y de grasas. La diferencia residía en los tipos de grasas que incluía. La dieta alta en grasas poliinsaturadas estaba compuesta por un 21% de grasas poliinsaturadas, 9% de grasas monoinsaturadas y 5% de grasas saturadas, mientras que la dieta de control tenía un 7% de grasas poliinsaturadas, 15% de grasas monoinsaturadas y 13 % de grasas saturadas.
Durante la investigación se midieron los niveles fisiológicos del hambre y la saciedad, a través de los cambios hormonales en los sujetos del estudio y pidiéndoles que calificaran cómo estaban de hambrientos y cuánto podían comer. Los participantes que fueron alimentados con una dieta alta en grasas poliinsaturadas tuvieron una disminución significativa de la grelina en ayunas, una hormona que segrega el aparato digestivo y que es la que determina nuestro apetito, logrando así que la sensación de hambre fuese menor. Asimismo, se detectó un aumento significativo en el péptido YY, una hormona que aumenta la sensación de estar saciado. Las mediciones se tomaron tanto después de las comidas como durante los períodos de ayuno.
Según Jamie A. Cooper, una de las investigadoras responsables de este estudio, «las hormonas del apetito desempeñan un papel importante en la regulación de cuánto comemos. Por eso, estos hallazgos nos dicen que comer alimentos ricos en grasas poliinsaturadas puede cambiar favorablemente las hormonas del apetito para que podamos sentirnos saciados durante más tiempo».
Aunque el estudio se hizo a pequeña escala y dentro de un grupo de edad limitado, los resultados podrían tener implicaciones en términos de pérdida de peso y ayudar a personas con problemas de sobrepeso y obesidad a controlar la ingesta de alimentos.